Tiempo Oviedo

Teatro Campoamor


El consistorio, presidido por José Longoria Carvajal, no sólo escucha la demanda, sino que forma parte de ella. En 1876 crea una comisión encargada de ejecutar las acciones oportunas para conseguir un nuevo teatro para Oviedo. El entusiasmo inicial se apaga y no toma nuevo impulso hasta 1882, año en el que el Ayuntamiento publica la convocatoria de concurso público para la construcción del “Nuevo Teatro”. El único proyecto presentado fue el de los jóvenes arquitectos D. José López Salaberry y D. Siro Borrajo Montenegro. Logra gran éxito entre los técnicos consultados y los ovetenses. Comienza la búsqueda de emplazamiento entre los terrenos propiedad del Ayuntamiento de Oviedo que se habían obtenido tras las desamortizaciones de mediados del siglo XIX. Es aceptada la propuesta del arquitecto municipal De la Guardia para situarlo en los terrenos de la huerta del convento de Santa Clara, espacio amplio que permitiría levantar un edificio exento junto a un moderno mercado de El Progreso.
Siro Borrajo Montenegro y José López Salaberry proyectan en 1882 un teatro moderno, bello, y seguro. Moderno, con planta de herradura alabada por su buena acústica, se inspira en el Teatro de la Comedia de Madrid, incorporando columnas y antepechos de hierro colado en los palcos y amplios salones que sustituyen a los estrechos pasillos en curva de los viejos teatros. Como gran novedad, introduce la iluminación eléctrica. Seguro, con amplias y numerosas escaleras para facilitar la evacuación del público y con escenario aislado de la sala para evitar la propagación de los posibles incendios tan frecuentes en la época. Bello, con una fachada tratada como la de un palacio del renacimiento italiano en la que destacaban las esculturas de La Comedia y La Tragedia de Cipriano Folgueras. En la decoración del interior, intervienen numerosos artistas asturianos que embellecen el foyer y los vestíbulos con ricos artesonados, grutescos, molduras y estucos imitando mármoles, metales y maderas nobles. El Ayuntamiento contrató a los prestigiosos escenógrafos Busato y Muriel para la realización de los decorados, que serían montados por el más destacado maquinista de la época Egidio Piccoli, quien también diseñó el escenario. El éxito de la obra de Busato convence al consistorio encargándole además, la pintura de la cúpula y la realización del telón de boca del escenario.
Teatro Campoamor en los primeros años del siglo XX. La fachada sigue el proyecto de Salaberry y Siro pero con algunas modificaciones hechas por J.M. de la Guardia: las puertas de la planta baja, los detalles decorativos, las esculturas encargadas a Cipriano Folgueras y la verja que cierra el jardín al sur. Imagen perteneciente al Archivo Municipal de Oviedo. El arquitecto municipal J.M. de la Guardia como director de las obras y Conservador del Teatro Campoamor, aporta sus propias modificaciones al proyecto original: sustituye la verja que cerraba la arquería de acceso de la fachada principal por puertas, amplía el aforo, diseña la rejería de la escalera y de los palcos, dota de calefacción al edificio, mejora los servicios de agua y perfecciona las medidas de seguridad contra incendios. Se ocupa también de mejorar y embellecer el entorno del teatro creando una escalinata y la verja que delimitaba el jardín situado al sur del teatro. Un nombre para el “Nuevo Teatro”
El nombre del teatro fue propuesto en la sesión municipal del 10 de mayo de 1890 por Leopoldo Alas “Clarín”, autor de la novela La Regenta y concejal del Ayuntamiento de Oviedo en ese período. Propuso que el “Nuevo Teatro”, como se conocía, debía llevar el apellido del célebre poeta naviego Don Ramón de Campoamor, el más popular en la España de fines del siglo XIX y gran político. Fue aceptado por unanimidad. La inauguración
El 17 de septiembre de 1892 es inaugurado el Teatro Campoamor, siendo alcalde D. Francisco Secades, con la ópera Los Hugonotes de Meyerbeer. La prensa se hace eco del acto: lo más selecto de la sociedad asturiana queda impresionada por el gran derroche de oro y luz. El poeta Campoamor es invitado a la ceremonia de inauguración del teatro, pero no asiste. En su lugar, envía a la ceremonia a su hermano Leandro y hace una donación de mil pesetas para los pobres de la ciudad, que es repartida entre cuatro parroquias de Oviedo.
La centenaria Sociedad Filarmónica de Oviedo es fundada en 1907 con el fin de organizar conciertos y afianzar y consolidar la afición musical de la ciudad. Formaban parte de ella como promotores y socios las más destacadas personalidades del momento. La calidad de los conciertos ofrecidos y el temprano prestigio alcanzado entre el numeroso público asistente hizo pensar a la Filarmónica en la posibilidad de contar con un teatro propio pero el Ayuntamiento, que pasaba en 1916 por dificultades económicas, le cede el arriendo del Campoamor a cambio de un préstamo en metálico, el reparto de los beneficios a partes iguales y la realización de obras en el teatro.Ese mismo año, la Sociedad instala sus oficinas en el coliseo, añade una fila de butacas hacia el lugar que ocupaba la orquesta, habilita el foyer para restaurante, instala un café en la planta baja y reforma el sistema de alumbrado. La gran reforma de 1926
Durante la alcaldía de Fernández Ladreda se hace cargo del subarriendo del Campoamor Constantino Fernández Arango. En estos momentos la Sociedad Filarmónica decide acometer obras destinadas a la ampliación del aforo del teatro con proyecto del arquitecto E. Rodríguez Bustelo.
Imagen de sala del Campoamor tras la reforma de 1926 y antes de su destrucción en 1934. Obtenida de VV.AA.,
Teatro Campoamor, un siglo de cultura. Se ganan 300 localidades más con la introducción de la orquesta bajo el escenario y sustituyendo varias plateas por butacas. Las escaleras laterales se convierten en dos plateas. En la primera planta se suprimen los palcos, excepto el reservado a la alcaldía, y se forma un anfiteatro de hileras de butacas. La polémica reforma provocó el descontento de los ovetenses hasta tal el punto que el alcalde Fernández Ladreda, presentó su dimisión. El Cinematógrafo
El Campoamor se destina a “ópera, zarzuela, drama, comedia, conciertos, funciones de prestidigitación y demás espectáculos análogos” (según las condiciones de subasta del arriendo de 1892), pero la necesidad de rentabilizar el edificio hace al Ayuntamiento autorizar la instalación en 1915 del cinematógrafo. El cine mudo será sustituido por el sonoro en 1929. El equipo de cine es renovado en 1930 con la instalación de un Western Electric, el mejor de la época.


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